Dra. Melómana (9): Lista para iniciar un viaje de madrugada

Con la ciudad dormida, subimos al auto para viajar. Se trata de una vacación; iremos a la playa, al campo, o a alguna montaña que promete suspender nuestras vidas por un breve tiempo. Decidimos salir de madrugada para que el viaje sea placentero. Cargamos el equipaje, ponemos en marcha el motor y todavía la moneda cara-sueño cruz-vigilia está en el aire (#track 01). Una mente rebalsada, se sabe, no acompaña bien un viaje nocturno. Una dormida, además del riesgo que esto supone, no puede sino gozar del sueño interno. Lo ideal es el punto medio (#track 02).
Atravesamos la ciudad silenciosa y sentimos que nos deslizamos en toboganes con luces multicolores (#track 03). La música acompaña el movimiento del auto: no nos eleva ni nos sumerge, no trota, no salta, no repiquetea. Como nosotros, se fuga, serpentea y se escurre para volver a moverse (#track 04). El increscendo es levemente perceptible: calle semioscura, avenida alumbrada, autopista resplandeciente (#track 05). Poco a poco se enciende el viaje al mismo tiempo que la mente (#tracks 06, 07, 08, 09).