La tristeza profunda, lo mismo que el amor intenso, pueden provocar que aflore un inagotable universo cursi. El síntoma podrá estar a flor de piel, pero siempre queda pena dentro y la expresión exagerada se torna barroca.
Cuando el cuerpo se vacía de lágrimas, el mismo contacto con el aire, el piso, el agua, lo vuelve a cargar de dolor. Y entonces la angustia chorrea, como la grasa al derretirse, como la tinta pesada y oscura volcada sin que nadie se dé cuenta.
Exacerbo el luto mirando fotografías, pensando en el «qué hubiera pasado si», cuando me escucho a mí misma diciéndole a alguien que se murió o cuando me doy cuenta de que antes no entendía nada acerca de lo que les hace a los demás la muerte.
Lo aconsejable en estos casos es automedicar (ver manifiesto) con una dosis musical de canciones para llorarla con fuerza. Para que siga fluyendo todo eso, hasta que pare un poco, o que el cuerpo/mente diga que ya fue suficiente. Y sí, a veces es sano hacerse mierda uno mismo.
Lista:
Please, Please, Please, Let Me Get What I Want - The Smiths
Only Love Can Break Your Heart - Neil Young
Bridge Over Troubled Water - Johnny Cash
Flowers Never Bend with the Rainfall - Simon & Garfunkel
Town of Strangers - BOKKA
Weeping Willow - Sébastien Schuller
Ce que je suis - Holden
Pâle Septembre - Camille
Wake and Be Fine - Okkervil River
Golondrina - Dom La Nena
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